'El coloquio de las perras', de Luna Miguel

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El coloquio de las perras   I   Luna Miguel   I   Libro autoconclusivo
Capitán Swing  I   Octubre 2019   I   176 páginas
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«El boom latinoamericano fue totalmente machista», aseguró la escritora chilena Alejandra Costamagna en una entrevista. No nos costará darle la razón si nos paramos a pensar en el desconocimiento profundo que tenemos de la literatura latinoamericana escrita por mujeres y producida durante todo el siglo XX. Tampoco sería descabellado decir que ese machismo es el que ha impregnado al mundo editorial español durante décadas, y que es solo ahora cuando por fin empezamos a leer, desprendiéndonos de prejuicios, a las autoras olvidadas de la Generación del 27 y precedentes. 
Recuperando el título de un pequeño cuento con el que la puertorriqueña Rosario Ferré analizó la misoginia literaria en los años noventa, El coloquio de las perras pretende ser un homenaje a las escritoras hispanohablantes que sortearon todo tipo de obstáculos para hacer su literatura. Desde populares figuras como Elena Garro, Gabriela Mistral o Alejandra Pizarnik hasta otras más desconocidas como Alcira Soust Scaffo, Agustina González López o María Emilia Cornejo, la periodista y poeta Luna Miguel entabla una conversación llena de ladridos con una docena de mujeres, con la voluntad de que sus obras sean leídas y reivindicadas, y tal vez con la esperanza de que la egoísta y peligrosa raza del «escritor macho» quede de una vez por todas extinguida.



¿Es la literatura machista? Es algo que nos preguntamos últimamente quienes nos hemos puesto ya las gafas violetas,  y es que una vez descubres el machismo impregnado en cada rincón de la sociedad, recapacitas sobre todo lo que te rodea. Cuando llegó a mis manos El coloquio de las perras, tenía claro que iba a ser una lectura reveladora, pues Luna Miguel analiza a diversas autoras latinoamericanas que, pese a su increíble talento, tuvieron la carrera truncada por el patriarcado, sufriendo todo tipo de dificultades por tal de ver su obra publicada por el simple hecho de ser mujeres.

Miguel analiza con absoluto esmero y dedicación toda una serie de autoras que han sido ninguneadas, maltratadas y olvidadas a lo largo de su profesión por una mano masculina, el conocido "escritor macho", un personaje que no acepta que una fémina pueda tener talento para la escritura. En cada capítulo, Miguel nos plasma la vida y obra de autoras como Elena Garro, Rosario Ferré, Agustina González o Alejandra Pizarnik, quienes vieron sesgadas sus futuros por sus compañeros sentimentales, de profesión o, simplemente, por tener genitales femeninos.
Son desgarradores los hechos narrados que nos plantea Miguel, donde hay autoras que, una vez muertas, se les ha destacado que sufrían enfermedades mentales o que necesitaban de una mano masculina para escribir correctamente, una manera más que burda de deslegitimar toda su esencia literaria, en vez de constatar lo evidente: que escribían arte y nadie les otorgó el mérito que merecían porque estaban adelantadas a su tiempo.
El coloquio de las perras, personalmente, me ha parecido toda una obra incisiva, violenta y rabiosa sobre el patriarcado que vivimos las mujeres, sin más. El trabajo mostrado por Miguel es inmejorable, donde alterna datos históricos con pinceladas de la obras de estas mujeres silenciadas, para finalizar después cada capítulo con una carta a la susodicha donde plasma sus pensamientos. Me he sentido totalmente identificada con todas y cada una de las palabras de Miguel, compartiendo su injusticia al ritmo de cada párrafo o verso, al mismo tiempo que le he agradecido de corazón el poder conocerlas para darles también voz. Obviamente, El coloquio de las perras también me ha dejado más que impresionada por ciertos hechos ocurridos en la historia de estas autoras, como que se diga que la obra de Garro estaba totalmente supervisada por su compañero, siendo ella incapaz de escribir así, o que Agustina González siga figurando como viva en los documentos pese a que la asesinaran años atrás porque nadie sabe dónde está su tumba (ni se ha buscado a conciencia); todo un cúmulo de hechos que constatan que la literatura sigue siendo patriarcal y hay que cambiar este hecho, hay que abrir bien la boca y ladrar.


El coloquio de las perras ha sido toda una revelación para mis sentidos, una delicia por conocer a increíbles autoras, pero un signo de protesta más contra el patriarcado, porque en esta sociedad también convivimos las mujeres y tenemos derecho a vivir, a alzarnos y luchar. Nunca me cansaré de decir que la revolución será feminista o no será, así que tengo claro que debo parafrasear a Miguel para terminar mi reseña: "Las perras ya van a ladrar muy alto. Y van a ser escuchadas".



Con la colaboración de Capitán Swing

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